7/2/11


En este minucioso trabajo realizado por mi amigo Jesús Hurtado para la revista " Entre! " (www.revistaentre.es) de este mes de febrero , vemos una breve historia delos 5 faros que Torre del Mar ha tenido desde 1862 hasta nuestros días...

“Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes,
                                                    que olean como el mar a la orilla de un faro
                                                                                                        Pablo Neruda

La legendaria fascinación del mar tiene sus más luminosos puntos de exclamación en los faros, los denominados ingredientes del atractivo mítico capaces de desbordar sus características meramente técnicas por el romanticismo del mar y la soledad. Prueba de ello es la multiplicación que en los últimos tiempos hemos podido leer en algunos periódicos sobre las peticiones de distintos municipios a fin de recuperar, para uso público, aquellos faros que ya no sean ocupados por las autoridades responsables del control de la navegación, superados por los actuales sistemas electrónicos conocidos por GPS.
Desde finales del siglo XIX, en la costa malagueña se levantan seis faros para guiar a los marinos que se acercaban: El de Málaga, Punta Doncella en Estepona (1861), Marbella (1864), Punta de Calaburras  en Mijas (1863), Torre del Mar (1864) y el de Torrox (1864), la mayoría de ellos, salvo la popularmente conocida como “La Farola” de Málaga obra de Joaquín María Pery y Guzmán (1814), los demás son del ingeniero, Antonio Molina.




El primer faro de los denominados de tráfico (los de Málaga y Marbella son de recalada) que se conoce en Torre del Mar fue proyectado y construido a finales de octubre de1863. Estrenando sus primeras luces en marzo de 1864.

La torre según la única foto que se conserva y que procede del libro “Faros y Señales Marítimas” obra de Juan Gutiérrez Gracia (Madrid 1926), nos muestra la visita de personal en 1878 para una revisión de luces. Este era de forma troncocónica y constaba de dos pisos de ladrillo amplio visible. Tenía una altura de 12´6 metros sobre el nivel del mar y 10´9 sobre el terreno. Su linterna y pedestal eran de origen francés, de la marca Sautter, estaba dotada de una pionera óptica catadióptrica y montada originalmente en una lámpara de émbolo que quemaba aceite de oliva y que según algunas anotaciones encontradas, llegaba de la localidad de Periana.
Se sabe que de estas características se montaron otros faros en el litoral español, Silleiro, Ribadeo, Torrox, Adra, e incluso el primero existente en Las Palmas de Gran Canaria.

El Faro de Torre del Mar ha sido en el tiempo el que más veces mudó de ubicación, (de ahí que sea actualmente la localidad que más faros tiene, uno de ellos en funcionamiento).
El primero  fue colocado en la desembocadura del río Vélez (mal denominado en algunas publicaciones como Almanzora), muy cerca de la playa, en una zona baja y por ello muy inestable.
Pero las fuertes inundaciones acaecidas en enero de 1880, y como era previsible, se lo llevó muy a pesar de dos espigones que lo flanqueaban y sustentaban, así como otras barreras formadas por cañas y estacas.

Según los pocos datos que hemos podido rescatar en los archivos de la Autoridad Portuaria de Málaga, el primer encargado de este primitivo faro, fue el gallego nacido en Lugo, Anselmo Vilar Coira, según designación del entonces Servicio Central de Señales Marítimas.

Antiguamente la misión de estos primeros torreros o fareros era muy esclava. Tenían que velar toda la noche, porque la luz (generada por la quema de aceite, después parafina y poco más tarde petróleo) no se apagase u originase algún incendio.
Después, ya de día tenían que limpiar todo lo quemado y rellenar los depósitos del combustible.

Tras el hundimiento del primer faro, se ubicaría otro de manera provisional en un castillete de madera y adobe que duraría bastante. Hasta que, a primeros de1930, nació el proyecto del que casi se pensaba, que sería el definitivo.

En ese intermedio de tiempo, y por el año 1882 se cambiaría la quema de aceite, por otra mecha, esta vez de la marca Maris, que prendería parafina. Este primer faro torreño estaba catalogado de orden cuarto y poseía un alcance, en condiciones ordinarias, de no más de 11 millas.

Buceando en las hemerotecas de varios diarios nacionales (La Vanguardia y ABC), podemos encontrar unas primeras reseñas de sucesos importantes. Así el domingo 26 abril de 1885, el faro torreño con su orientación, favorece y ayuda al salvamento en las mismas aguas de Torre del Mar, del choque en la madruga (viernes 24) del vapor inglés «Minerva», que había salido de Málaga, con la goleta inglesa «María Luisa», quedando rota la proa de ésta y siendo necesario remolcarla al puerto.

De principios del siglo pasado ya se empezó a conocer el papel fundamental del faro de Torre del Mar que junto al de Torrox comunicaron y ayudaron en el naufragio del “Juheam” el 26 de enero de 1916 y su posterior salvamento.


Por ese tiempo ya le habían sucedió a Anselmo Vilar dos personas, su hijo Manuel (1886 a 1921) y que entrado el nuevo siglo quedó asesorado en nuevas normativas, por el torrero encargado del faro Torrox, (1908-16) Tomás García Ruiz.

Este faro tendría una nueva torre rectangular de sillería y estaba coronada por una linterna de la casa “La Maquinista Valenciana” de 1´8 metros de diámetro. Su pedestal se componía de un tambor con óptica dióptrica, lámpara y destellador de acetileno disuelto con acetona de la marca AGA, controlados por una válvula solar y que fue inaugurado a finales de ese año por el Servicio Central de Señales Marítimas.

Según la Real Orden de marzo de 1917, hemos podido conocer sobre  los detalles de las obras de montaje del aparato, así como de la linterna sobre la nueva torre para el  “Faro de Torre del Mar”, ya de orden tres, que venía a sustituir a la entonces luz blanca y cuyas características tomadas de la prensa la describían así:
Posición: Al extremo oeste del pueblo.
Apariencia color de la luz y duración de la fase: De relámpagos equidistantes rojos cada tres segundos, así luz 0´3 segundos con obscuridad de 2´7 segundos. 
Su alcance en tiempo ordinario sería de 12 millas.
Su altura: 14 metros sobre el nivel del mar y 11 sobre el terreno.
Siendo otras de sus descripciones, como una torre aislada de sección cuadrada con zócalo, aristones y coronación de sillería gris entre paños blancos; tiene 9´60 metros de altura y ha de sustentar torreón y cúpulas pintadas de aluminio.
Su situación: Latitud 36º 44´ 1 No. Longitud: 4º 5´e W (aproximada).
No sería hasta principios de 1930 cuando se empieza a instalar la línea eléctrica para alimentarlo desde el pueblo, aún distante de donde se ubicaba  el faro.
Tiempo en el que, por las anotaciones y partes diarios de los propios responsables del faro (libro de orto y ocasos) hemos podido conocer varios sucesos como, robos, roturas de cristales de sus linternas, requisas y utilización de la torre por grupos armados en plena guerra civil,  apagón por orden de la Comandancia de Marina a instancias del gobierno de la República, amén de algunas detenciones a personas que intentaban esconderse en sus cercanías. 

www.panoramio.com/photo/48272032
Su luz sirvió también de referencia a las muchas personas que en enero de 1937 y en la conocida como “desbandá” huían por la antigua carretera Málaga-Almería tras caer la capital en manos del General Queipo de Llano. Por esas mismas fechas, hay ya un nuevo intento por las fuerzas de Carabineros para apagarlo para que así sus destellos no dieran posición a algunos barcos militares enemigos que se posicionan en esos momentos en esa parte de la costa.
Tras la guerra existiría en toda el litoral  español una depuración de torreros por parte del nuevo régimen. Cribados ya estos, se les cambiaría su nombre por el de Técnicos Mecánicos de Señales Marítimas y se puede comprobar cómo empiezan a convocarse algunas vacantes a este puesto y en el que aparece el nombre de José Gámez tanto en faro torreño como en el torroxeño.
Con el transcurrir del tiempo, ya en mitad del pasado siglo, ocurrió lo que casi en toda la Costa del Sol,  el faro con una torre de 11 metros de altura se erguía aislado en una zona en la que el boom turístico de los sesenta había empezado a levantarse a su libre albedrío, con edificios inmensos que contrastaban con la belleza paisajística de aquella zona y atentaba despiadadamente contra el más elemental sentido de la estética.
Además, el hombre le fue ganando al mar poco a poco metros, casi medio kilómetro de arena. Convirtiéndose pues, en un obstáculo que poco a poco fue desposeído de su importante funcionalidad. 
Fue entonces cuando la Dirección General de Puertos y Señales Marítimas realizó en marzo de 1968 un nuevo proyecto para el cambio de emplazamiento del faro y la construcción de una nueva torre, almacén, carramiento de este conjunto y un cercado exterior que delimitaban los terrenos del faro.
Sus distintos elementos de luz, basamento, linterna y aparatos ópticos serían los mismos, según el informe del ingeniero, Juan Antonio Guerrero Fernández, “que del faro actual, previéndose en los presupuestos una partida para desmontaje y montaje de los mismos en la nueva torre”. 
Obras que solo variaría su anterior emplazamiento y que quedaba situado en casi la misma línea normal de la costa, pero a 140 metros más próximo al mar.  
Echo que suscitó en su momento la misma polémica que ya había acompañado a la reconstrucción de la popular Farola de Málaga, ya que se le tuvo que poner una pantalla detrás para evitar las molestias que causaba el haz de luz a los vecinos de las nuevas viviendas que se construyeron en sus alrededores. Instalaciones que con un presupuesto de 426.985 pesetas, quedarían operativas en 1969. 



La primera consecuencia en este tercer traslado del faro torreño y contemplado en el Plan Nacional para la mejora de las señales marítimas, correspondió poco tiempo después a dotar a esta señal de una mayor alcance, por lo que en julio de 1973 se inició el proyecto de “Torre para el Faro de Torre del Mar” y que de nuevo sería responsable como Ingeniero-Director del Grupo de Puertos  de Cádiz-Málaga, Juan Antonio Guerrero Fernández.


La nueva torre construida a escasos metros del que por orden era el tercer faro, estaba constituida por tres partes: base, fuste y cámara de servicio y torreón. Sería de cuerpo cilíndrico de hormigón armado de 3 metros de diámetro exterior y de 24,7 metros de altura. La alimentación de su luz sería por energía eléctrica con reserva de acetileno.
El presupuesto de coste directo que llevó a hacer este nuevo faro, sería de 3.914.713,21 pesetas. Importe que desglosado se repartía de la siguiente manera:
Base: 1.667.948,32 pesetas; Fuste (seis módulos): 1.047.950 pesetas; Torreón: 450.229,80, pesetas; Cerramiento y camino de acceso al faro: 476.584,72 pesetas y a las que se le sumarían partidas alzadas por un valor de 272.000 pesetas.
La nueva torre con escalera metálica interior helicoidal, estaba coronada por una linterna también cilíndrica, marca Racional, de 1´75 metros de diámetro, que albergaba lámpara y destellador AGA, sobre un tambor con óptica de 500 mm.
La lámpara era incandescente de filamento de 500 W, y emitía destellos blancos con la característica de 2+1. Tenía como reserva un quemador de acetileno de la misma marca AGA. Equipo que entró en funcionamiento en el primer trimestre de 1976.
En 1977 y bajo la supervisión del ingeniero, Luis López Peláez, se realizaría un nuevo proyecto que condicionaban obras y reparación de este faro.

Primero Serafín Beltrán y después Félix García Montesinos, durante años y conjuntamente con otras dos personas más, serían los responsable del faro de Torre del Mar, eran los tiempos del ya acabado binomio faro-farero y denominados ahora como, Técnicos de Ayuda a la Navegación. Estas personas repartían su función ahora de mantenimiento en dos faros más, el de Torrox (donde residían) y el de Isla de Alborán (Almería).


Como anécdotas de este faro, mencionar que a finales de junio del año 1975  se ubicó en terrenos muy cercanos al él, lo que sería el campo de fútbol del C.D. Torre del Mar, de ahí que este terreno de juego (hoy ya desparecido por la construcción en 1988 del hoy paseo marítimo), se le conociera popularmente por el Campo del Faro.




Veinte años después, con motivo de la instalación de equipos de control remoto informatizado en todos los faros de la provincia, se procedió (1998) a la modificación de los equipos de lámpara. Sustituyéndose su antigua  instalación  por equipos electrónicos que controlarían una lámpara halógena de 1000 W, dotada de otra lámpara reserva de baja tensión, alimentada por baterías de acumuladores estacionaria. 
Los equipos de la señal, se hallan conectados actualmente al Faro de Torrox por enlace hertziano. 
Tras Felix Garcia Montesinos, le sucede en la actualidad y desde 1995 el madrileño, Jorge Casesnoves Granado, y que a la sazón también lo es del faro de Torrox y Marbella a los que visita una vez por semana.
Ha pasado más de siglo y medio y hoy día siguen los fareros durmiendo dentro de algunos faros, porque saben que el telecontrol no es todavía demasiado estable y sale mucho más barato la seguridad y mantenimiento, estando habitado. Ya no visten camisa a rayas, ni llevan poblada barba o todos fuman en pipa. Ahora sólo un hombre se encarga de que estas grandes linternas, situadas junto al mar, den los avisos a tiempo. 
La esencia del romanticismo de quienes vivieron en ellos sigue intacta, pero ya todos sabemos que esta vocación se ha quedado sin relevo generacional. En nuestro país tenemos un número cercano a 200 fareros, que se reparten entre los 187 faros que actualmente existen.



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